El jarrón
Ahora que me haces volver a ser un niño,
empujo a escupinajos mis maldades
y las guardo en sacos rotos;
para dejar el camino
sembrado de estiercol fino,
del que naceran escrotos
negros de tristeza y vanidades,
que darán bonitas flores, untadas con tu cariño.
Ahora que me enseñas a volver a ser un hombre,
rompo a cabezazos los cristales
y junto los trocitos con mis mocos,
para formar un jarrón.
Lo llenaré de agua limpia.
Y le pondré blancas rosas...
te regaré el corazón.
0 comentarios