Blogia
sifarnodo

Entre las cuerdas

A pesar de haber rozado levemente nuestros cuerpos, de arrastrar tantos sueños acariciando su morena piel, de escucharla dulcemente gemir recorriendo cada curva con las yemas de mis dedos, apenas hube tenido tiempo siquiera de observarla con el detenimiento que el ansia esconde. Fue, al llegar a la habitación del hotel, cuando me tranquilicé y, con la serenidad que sólo permite la botellita de ginebra del minibar, pude recrearme en ella mientras desnudaba metódico la caja. Y entonces recordé, en ese instante, las palabras del despeinado dependiente de la tienda: se lleva usted un guitarrón.

A mi Gibson Les Paul.

1 comentario

Padawan -

¡Mola!