Barbecho
Ya nacieron las flores
en este campo baldío,
abonado tanto tiempo
con tu sangre avinagrada,
repleto de espadas clavadas;
ya no ganarán batallas.
Noche a noche fui arrancando
las piedras y malas hierbas,
apartando con mis manos
el estiercol, los gusanos,
los corazones de cuervo y sus mierdas.
Y mis flores brotan fuertes,
tienen tallos de cemento
las hojitas como el viento
y unos pétalos muy dulces,
coloridos y sabrosos;
y con ellos me alimento.
Y están tan bonitas
porque las riego a diario,
entre caricias les hablo,
y cuando aparecen las amo,
y cuando las amo florecen.
Y tú,
tú, hada negra de cosechas muertas,
no me perdones más vidas.
Que las siete que tenía
las multiplico con creces
cada vez que veo mis flores
y las riego por las noches
y las amo por el día.
Y aparta de mi camino
que ya no es tuyo mi destino.
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