La cabaña del hombre sin nada
El hombre sin nada, apenas tiene algo. Vive en una pequeña cabaña junto al río. Ni siquiera la posee. Solamente la utiliza para cobijarse los días de lluvia, apartarse del sol ardiente del verano y, sobre todo, para resguardarse en las sucias noches de los largos inviernos. Apenas dispone de un viejo y roído tronco sobre el que recostarse y de un destartalado camastro, que le sirve las veces de mesa donde alimentar sus pesadillas. A menudo, se sienta sobre una piedra que hay frente a la cabaña y observa. Y se embelesa mirando las hojas que bajan flotando río abajo. Y calcula cuánto tardarán en llegar al mar... y es entonces cuando esconde sus desgracias, tergiversa sus sueños, mira alrededor y se da cuenta de que apenas tiene algo, de que adora el frío camastro, el apolillado tronco, el chamizo roto, porque la cochambrosa cabaña, al menos, de vez en cuando, tiene forma de hogar.
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Ewal -